sábado, 26 de febrero de 2011

El Escuadrón Magnífico

Se habla de el desde hace algunos años. Dicen unos que son ángeles, y otros, seres demoniacos. Su soledad es sólamente perturbada por el alma, tristísima, sobre la que cae su justicia. Nunca se les ve claro. Siempre entre rumores, sombras y leyendas.
Alcanza, sepa Dios como, su mirada a todos los rincones. Su estela todo lo cubre, y son como el viento de la noche. La gente mala les teme, pero también la gente buena. Su ética es absoluta, sin límites, y la Justicia, su máxima deidad.
Se piensa que su motor es la venganza, en realidad, si es que algún motivo tienen. Se desplazan por entre vida y muerte. Sin futuro, sin pasado. Sus ojos de lince, penetran la oscuridad y la luz más cegadora. No vale ruego, ni pena. Todo lo arregla su látigo maligno.
En la Ciudad Extravagante no hay leyes. Se piensa que todo hombre es tan libre como lo permita su capacidad moral. El Escuadrón Magnífico, como fuerza invisible, caza al ciudadano que no comprende lo que es la libertad, y no sepa manejarla.

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