domingo, 3 de abril de 2011

Leviatán

En lo más profundo de la tierra, en una insípida caverna, existe un respirar eterno y monstruoso. Se duele en el pecho, gigantesco, hecho todo entero de esperanzas y sueños. Es un canto lastimero, certero, hecho todo entero para dejar ir los sueños al otrora altamar, al que el titán solía navegar de día y de noche, hace ayeres, millones, cuando el mundo no era tan complejo, y la existencia era lenta y temible. Tiene sed, y de los mares, solamente queda el recuerdo de agua salada plagada de peces y sirenas. Bebe de vez en cuando el llanto de alguno que, esperando, ha quedado complacido con lo que ve y lo que oye. Se alimenta del pasado, y es inmortal.
Tiene la piel crugiente y seca, invisible para el tacto, el tacto, el gusto y la vista. Se ha hecho una con la tierra, con las raices de órganos y plantas. Es su llanto la soledad entera, y el gigante Leviatán, se rrepiende de haber pedido tanto, cuando sólamente fue exigente y no compartido. El Leviatán lo quiso todo, y quedó solo, y su tristeza es eterna, miserable, audible y hermosa. Y su canto es el rumor que en las noches consteladas llena de melancolía a soñadores que le invocan. Talvez cree él que se culto quedó atrasado, pero existe, sigiloso...

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